El estrés y el lugar de trabajo

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Marzo de 2013
Ivan Obolensky

Pregunta: ¿cuál de las dos personas que se describen abajo es más susceptible a una enfermedad cardiaca?

Persona A: El director ejecutivo de una gran corporación. Bebe en exceso, fuma como una chimenea y le encantan la carne roja y el tocino. Es lo que come todos los días. Tiene sobrepeso y le gusta el helado por la noche.

Persona B: Portero de la misma corporación. Rara vez come carne roja. Tiene una dieta baja en grasas. No fuma ni bebe y hace ejercicio todos los días. Su peso es normal.

¿Tiene lista su respuesta?

La respuesta correcta es la persona B, el portero, y por un amplio margen.

¿Le sorprende?

El lugar que una persona ocupe en la jerarquía social influye más en la propensión a desarrollar una enfermedad coronaria que cualquier otro factor de riesgo. Esto es tan válido para los seres humanos como para otros primates.

Así lo señalan los resultados de los estudios Whitehall y Whitehall II realizados en el Reino Unido. Se trata de estudios longitudinales, que siguen a los sujetos individuales de las pruebas durante un período largo de tiempo, tomando mediciones periódicas de las variables de interés. Regularmente se adelantan estudios de seguimiento y, en el caso de los estudios Whitehall, estos todavía se encuentran en curso.

El estudio Whitehall I comenzó en 1967 y examinó durante un período de diez años la mortalidad de 18.000 funcionarios públicos entre los 20 y 64 años de edad. El estudio demostró que el puesto de trabajo y la mortalidad por enfermedad coronaria se correlacionaban. Los hombres en el grado salarial más bajo tenían una tasa tres veces mayor de mortalidad que los que trabajan en el nivel más alto. Al controlar diversos factores de riesgo como la obesidad, el tabaquismo y el ejercicio se evidenciaba todavía que los empleados de menor jerarquía mostraban 2,1 veces más riesgo que los de arriba.

Una explicación posible citada en el estudio fue el control y el respaldo en el trabajo. Las personas en la parte superior tenían un mayor control sobre sus empleos que los situados en la parte inferior. El factor de riesgo con una mayor diferencia entre la parte superior y las categorías inferiores era el tabaquismo. El ejercicio también era más frecuente en los empleos de mayor estatus.

En 1985 se realizó un estudio similar llamado Whitehall II. Involucraba a 10.308 empleados públicos, un tercio de los cuales eran mujeres.

Este estudio arrojó resultados parecidos. Se llegó a la conclusión de que existe un gradiente social, lo mismo que jerárquico, que se corresponde con la probabilidad de morir por enfermedad coronaria. Cuando uno se encuentra en una jerarquía, la posición importa. Incluso aquellos que se encuentran tan solo a un paso del primer rango tienen tasas dos veces más altas de riesgo que los situados en la cima. El gradiente se ajustó para aspectos como la obesidad, el ejercicio, el tabaquismo, la presión arterial y cientos de otras variables y, sin embargo, el gradiente se mantuvo. Otros factores explicaban solo el 25 % del gradiente.

La diferencia entre la parte superior y la parte inferior dependía de nuevo de la cantidad de control que el individuo ejercía sobre su entorno. No estar en la parte superior genera estrés y se asocia a una mayor morbilidad.1

La investigación sobre el rango social y la salud en primates como los macacos ha mostrado correlaciones similares. Cuanto más abajo se encuentre un individuo en la jerarquía de la manada, mayor será su nivel de estrés.2

Al estudiar los genes y el ADN humano, uno puede quedar atado a la idea de que nuestros genes y nuestra interacción con el entorno estimulan la expresión de los genes y dictan por tanto nuestro desempeño y estado mental. La composición genética que tenemos se convierte en el punto de origen de nuestro comportamiento a largo plazo, nuestra propensión a las enfermedades, así como de nuestros atributos físicos y, por tanto, indirectamente, de la manera como sentimos.

Si bien esto es cierto, es un planteamiento incompleto porque el estrés cambia las cosas totalmente.

El estrés es una instancia en la que el estado mental de una persona puede controlar la expresión de los genes. Nuestros pensamientos tienen peso y pueden influir en nuestro cuerpo, incluso a nivel genético. Además, esto es cierto tanto si existe una amenaza real en el entorno como si es solo imaginada.

El estrés tiene un componente genético concreto en el gen CYP17 que controla la producción de cortisona. Comprender su impacto sobre el estrés y la propensión a la enfermedad requiere que nos familiaricemos con un compuesto químico que ha sido protagonista en las noticias de la salud: el colesterol.

El colesterol se ha ganado una mala reputación inmerecida.

Es parte de un grupo de productos químicos orgánicos llamados esteroles, que son un tipo de alcohol. En química hay muchos tipos de alcoholes distintos al que se bebe, que se conoce como alcohol etílico*. Los esteroles se encuentran naturalmente en plantas, animales y hongos.

El colesterol es un esterol esencial para cualquier forma de vida animal, sobre todo porque se requiere para construir y mantener membranas como las que rodean a la célula. Sin colesterol no existirían los organismos multicelulares. De esa dimensión es su importancia.

El colesterol también juega un papel fundamental en la fabricación de ciertos esteroides.

Un esteroide es un esterol modificado, en el sentido de que es más grande y más complejo. Los esteroides también tienen mala reputación debido a su conexión con el dopaje deportivo. El estigma no es merecido, porque sin ellos no existirían tampoco los seres humanos.

Los esteroides se encuentran también en animales, plantas y hongos. Hay cientos de esteroides diferentes. En el cuerpo humano muchos esteroides actúan como mensajeros. Se liberan en una parte del cuerpo y afectan a las células en otras partes. Son mensajeros conocidos como hormonas, y de allí la clase de compuestos denominados hormonas esteroides.

El colesterol es utilizado para construir diferentes hormonas esteroides muy comunes como la progesterona y la testosterona. También forma el cortisol, conocido como hidrocortisona, que es igualmente una hormona esteroide. La creación de cortisol a partir del colesterol está regulada por el gen CYP17A1. La inhibición de este gen se ha usado como un posible tratamiento para el cáncer de próstata.

El cortisol, por su asociación con el estrés, también se ha ganado una mala reputación. Una de sus acciones es que debilita la actividad del sistema inmune mediante la supresión del estado de alerta de los glóbulos blancos del cuerpo; pero al igual que muchos aspectos de los genes, tiene numerosas funciones adicionales. El cortisol controla la capacidad del cuerpo de retener agua, regula los niveles de potasio y sodio, contribuye a la salud de la piel y juega un papel en la formación del pulmón del feto durante el embarazo.

Pero a la vez, unos niveles altos de cortisol son indicadores de estrés y de un sistema inmune debilitado.3

Lo que parece estar en juego aquí es que si parece que la vida se encuentra fuera de nuestro control, entonces sentimos estrés. Quienes se hallan en los niveles más bajos de empleo sienten que tienen un menor control de sus vidas. Tienen que llegar a tiempo, salir en un momento preciso, no hacer esto y solo hacer aquello. Tienen que cumplir órdenes, o su supervivencia estará en peligro.

Si este concepto es cierto, creer entonces que uno tiene control, ¿no reduciría el nivel de estrés y esto a su vez los riesgos para la salud?

En 1975 se dio inicio a otro estudio longitudinal en la compañía telefónica Bell, de Illinois. Esta investigación hizo seguimiento a 430 hombres y mujeres supervisores, gerentes y ejecutivos, que cada año fueron sometidos a una serie de exámenes.

En 1981 se produjo una desregulación laboral y la mano de obra de la empresa se redujo de 26.000 a 12.000 empleados aproximadamente. Esta fue una época de cambios intensos. Los puestos de trabajo, las funciones, las responsabilidades y el campo de acción variaban cada mes. El estudio se mantuvo, sin embargo, hasta 1987.

Aproximadamente dos terceras partes de los trabajadores experimentaron efectos sobre la salud similares a los de los participantes en los estudios del Reino Unido, como resultado de la falta de control y de la tensión generada por esta conmoción laboral. La otra tercera parte no solo no sufrió efectos negativos, sino que prosperó durante este período. Sus relaciones familiares mejoraron, así como su posición en la empresa. Tampoco experimentaron efectos adversos para la salud.

El denominador común de este tercio de los trabajadores se basaba en tres premisas fundamentales:

Compromiso: decidieron participar en el proceso.

Control: optaron por tomar un papel activo y tratar de influir en los resultados en lugar de creerse impotentes ante el cambio.

Reto: los cambios, ya sean buenos o malos, con estrés o sin estrés, son oportunidades para aprender. 4

El estudio del genoma humano y del cerebro ha creado muchas ideas nuevas sobre la manera como interactúan el cuerpo y la mente. La relación no es tan simple como decir: “los genes dictan comportamientos a largo plazo”. Tampoco es tan unilateral como la idea que sugiere que el medio ambiente se proyecta en nuestra retina y el cerebro procesa el resultado. La vida es más compleja e interesante.

La realidad es que el cerebro fabrica lo que vemos, tanto internamente como valiéndose de los insumos externos que recibe.

En la práctica, la mente puede dirigir a los genes y los genes pueden dirigir a la mente.

Ambos canales son una sofisticada avenida de interacción en doble vía.

No es el poder de la mente sobre la materia, ni tampoco el control de la materia sobre la mente. Son ambas.


*Técnicamente, un alcohol es cualquier compuesto orgánico que contenga uno o más grupos hidroxilo (OH) unidos a un átomo de carbono. Hay muchos tipos de alcohol dependiendo del número de átomos de carbono. Por ejemplo, el metanol (alcohol de madera), etanol que es al alcohol que puede ingerirse (C2H5OH), isopropilo o alcohol para frotar, butanol, y otros. Cabe advertir que la fórmula química para el alcohol de frotamiento es C3H7OH que es diferente del alcohol ingerible y significativamente más tóxico para los seres humanos.


  1. J. E. Ferie, (2004), Work Stress and Health: The White Hall Study II, Londres, publicado por Public and Commercial Services Union of Council of Civil Service Unions/ Cabinet Office. Consultado el 14 de marzo de 2013 en: http://www.ucl.ac.uk/whitehallII/pdf/Whitehallbooklet_1_.pdf
  2. N. Riddick, P. Czoty y otros, (2009), Behavioral and Neurobiological Characteristics Influencing Social Hierarchy Formation in Female Cynomolgus Monkeys, Neuroscience, 158(4): 1257-1265. Consultado el 14 de marzo de 2013 en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3170522/
  3. M. Ridley, (1999), Genome, The Autobiography of a Species in 23 Chapters. Nueva York, HarperCollins.
  4. The Illinois Bell Telephone Study: How Hardiness Began, The Hardiness Institute, Inc. Consultado el 14 de marzo de 2013 en: http://www.hardinessinstitute.com/?p=776.

Lea su blog de autor en inglés o la traducción literaria al español de su novela, El ojo de la luna.

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  1. Silvia
    Silvia09-30-2017

    Well, I disagree. Yes, the lower jobs may present more stress, but is it because of the control factor?

    I think the source of stress for the lower level guy in this society is more about money and the need to spend in order to make you «powerful, attractive, accepted, recognized» or whatever else.

    But it is his own acceptance to the idea that you need lots of money to have lots of things that causes his own condition.

    On the other hand, I know people that earn the bare minimum and are content with their lives. I tell you why: they are grateful for what they have, instead of complaining of what they don’t and, this is my own personal belief regarding a society where money and objects have become the primary purpose of work.

    • Ivan
      Ivan10-02-2017

      Hi Sylvia,
      Control in general does appear to be a factor. There are various statistical techniques that take a result and then analyze the elements that are most likely to have caused it within certain bounds of probability. There may be other factors than those that were surveyed for, such as money needs, but this survey was primarily about stress and isolating where it came from based on the concept that stress leads to elevated risk of heart disease. Stress was measured by blood pressure and cortisol levels measured both at work and at home. Both increased when at work and in anticipation of work, but were reduced at home. The need for income is a likely factor, but it would be constant at both.

      One, of course, could open one’s own business and eliminate the effects of where one is in the pecking order, but this was a government survey having to do with the British Civil Service and is corporate by nature.

      As always, I appreciate your taking the time to read the articles and for responding. Many thanks, Ivan

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