La gobernanza y el auge de las redes

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Agosto de 2017
Ivan Obolensky

¿Cuál es el papel del gobierno y a quién representa realmente? ¿Cuál es su propósito y cuáles son sus funciones? ¿Dónde termina el ámbito del gobierno y comienza el del individuo?

En gran medida, la dificultad para responder a estas preguntas tiene que ver con los escenarios cambiantes con los que han tenido que lidiar los gobiernos y las personas. En esencia, el gobierno es una construcción humana y, al igual que los seres humanos, su forma, extensión, función y propósito están conformados por contextos históricos y presentes. Los entornos en los que opera un gobierno se encuentran determinados por los cambios demográficos, la tecnología, los recursos económicos, las costumbres y los estándares de conducta, el nivel de educación general y los recursos personales del individuo, lo mismo que por la naturaleza del territorio que comprende.

Debido a los cambios constantes que se viven en muchos de estos contextos, los gobiernos del futuro probablemente serán diferentes en muchos aspectos a los del pasado y el presente. Todo el concepto de gobierno y gobernanza es tan vasto y extenso como el panorama de la historia humana. Este artículo se centrará brevemente en la forma como ha cambiado a lo largo de los siglos el gobierno como un concepto, y en lo que este podría convertirse en el futuro.

En los primeros tiempos, los grupos eran pequeños. No superaban los cincuenta individuos, todos sus miembros se conocían entre sí y eran claramente conscientes de lo que hacían y pensaban los demás. El gobierno, si existía algo que pudiese llamarse así, estaba a cargo por lo general de un anciano o un líder, pero con una capacidad limitada en términos de aplicación. Se abordaban y debatían los asuntos relativos a la guerra, a dónde trasladarse y cómo dividir los botines. Las opiniones variaban y finalmente se llegaba a un consenso, se tomaba una decisión y se daba curso a la acción.

Ya sea debido a cambios climáticos, enfermedades o catástrofes, la existencia nómada que predominó durante muchos miles de años se debilitó y se tornó difícil, lo que dio lugar a métodos alternativos de supervivencia. La agricultura producía más alimento por unidad de área que la caza y la recolección, pero requería a su vez mayores recursos que los que podía proporcionar un pequeño grupo de nómadas. También hacía necesario que el cultivador permaneciera en un mismo lugar por un período prolongado. Las tribus errantes acabaron por establecerse en lugares fijos. Las técnicas de riego hicieron que los rendimientos de los cultivos aumentaran considerablemente, pero requerían un número mayor de trabajadores. A lo largo de ríos como el Nilo, el Ganges y el Tigris-Eufrates crecieron ciudades, con asentamientos que comenzaron hace unos 9.000 años.

Esta tecnología demandaba el trabajo de muchas personas y, frente a una existencia nómada, exigía cambios extraordinarios en el comportamiento. Las religiones dejaron de ser personales y animistas, y pasaron a tener, por una buena razón, una base más amplia. El futuro de todos los que trabajaban dependía del éxito o el fracaso de los cultivos, que a veces eran abundantes y en otros casos, no. Las creencias y prácticas religiosas se convirtieron en un medio fundamental para que la gente controlara un destino que a menudo parecía hallarse en manos de los dioses. Ser uno entre muchos también exigía un cambio fundamental en el pensamiento y en la aceptación del lugar propio en el mundo.

Los miles de personas que habitaban estas localidades y la población ligada a la tierra hicieron que las invasiones se volvieran atractivas, pues mientras más tierra se adquiría eran mayores la riqueza y los recursos disponibles para el invasor. La conquista se convirtió en una industria floreciente, y las posiciones de liderazgo requerían experiencia militar.

Las primeras civilizaciones se dividieron en tres clases básicas: labriegos, guerreros y sacerdotes. Los gobernantes provenían generalmente de la clase guerrera. A estos se sumaban los comerciantes y los administradores del gobierno.

Por ejemplo, durante el imperio Aqueménida de Persia (550-300 a. C.) el gobierno se caracterizó por tener un solo gobernante que era respaldado por varios consejos y administradores que dirigían un extenso complejo agrícola. Sus funciones principales eran proteger la tierra de las invasiones y proporcionar la dirección necesaria para gravar, contabilizar y asignar recursos a la guerra y los templos, lo mismo que para cubrir las necesidades del mantenimiento del riego, los almacenes y las plazas de mercado. El gobierno era tanto una entidad externa como interna. La vida personal de los habitantes no era preocupación del gobierno, excepto en el sentido más amplio.1

El primer cambio importante en el concepto de gobierno fue el experimento que hizo Atenas con la democracia. Atenas floreció breve y espectacularmente, para desaparecer luego debido a su prolongado conflicto con Esparta. Esto se debió en parte a la naturaleza de la agricultura disponible para los atenienses. Como no era posible hacer grandes proyectos de riego, surgieron en su lugar numerosas granjas pequeñas. Los ejércitos griegos estaban formados por agricultores autosuficientes, y no por miembros de una clase exclusiva de guerreros. Se desconoce si este hecho proporcionó la base de la democracia a mayor escala. Fue un gran experimento fallido, que apenas pudo ser resucitado casi dos mil años más tarde. El número de ciudadanos que votaba, en comparación con el resto de la población, era reducido.2

Alejandro Magno cambió en gran medida nuestra comprensión del gobierno, no tanto en términos de administración, como de legitimidad. Aunque el concepto de autorización divina en forma de Mandato Celestial se hallaba extendido como un concepto sobre gran parte de Asia Oriental, era relativamente desconocido en Occidente. Alejandro impulsó la idea del imperio en el sentido de que todos los hombres eran hermanos, independientemente de su etnia y su lengua, y que su mandato de conquista le había sido conferido por los dioses. Alejandro fue reverenciado por los romanos, que retomaron su legado en el punto en donde lo dejó.3

El gobierno romano era profundamente práctico. Una de las ideas significativas que promovió fue la del dictador. Los romanos sabían muy bien que en tiempos de crisis un gobierno representativo, o por lo menos conciliar, no respondía con la rapidez y la decisión necesarias. La única solución práctica era un líder cuya palabra fuera la ley y debiera obedecerse. Incluso la practicidad de Roma se puso a prueba cuando la prosperidad económica le dio a un número creciente de ciudadanos la necesidad de influir en los asuntos de Estado. La república sucumbió en parte por la estructura cerrada y el padrinazgo que respaldaban a individuos de gran influencia, para llevarlos a posiciones destacadas, donde competían por el control. El resultado fue el conflicto en las esferas superiores y, finalmente, todos se aliviaron con la llegada de Augusto para asumir el título de emperador. La discordia, la polarización y la imposibilidad de crear un consenso aceleraron la caída de la república.

Ciertamente, el gobierno romano y el ciudadano común interactuaban, pero el gobierno no interfería directamente, salvo en materia penal y civil, a través de los tribunales, así como por medio de los impuestos. Esto se debía en parte al hecho de que el poder descansaba en manos de unos pocos y no de muchos. Los emperadores, comenzando con Augusto, intentaron periódicamente crear estándares morales en términos del matrimonio, así como exigencias de que solamente ciertas religiones se practicaran dentro de los muros de Roma. La participación directa del gobierno en la vida personal fue limitada probablemente debido al amplio cuerpo de derecho civil y a las maneras de ejercerlo a través de litigios. Los esclavos, que existían en gran número, no tenían tales opciones.4

Con el feudalismo, durante la Edad Media, llegó el ascenso del monarca cuya autoridad descansaba en la idea de Alejandro del Derecho Divino de los Reyes. Esta concesión fue ratificada por la Iglesia católica, cuya interpretación de quién podría o no recibir esa autoridad divina se convirtió tanto en una bendición como en una maldición. Los incluidos podían suministrar armas y tropas al rey. Los sirvientes estaban atados a la tierra y restringidos a su lugar. Los gobernantes competían con otros gobernantes por el territorio, ya fuera a través de la guerra o por medio de la diplomacia matrimonial.

Tres acontecimientos trascendentales cambiaron todo el significado del gobierno e influyeron en la forma que este adopta hoy. El primero fue la Gran Peste, que hizo escasear la mano de obra, hasta entonces abundante. El segundo fue la imprenta, que permitió la expansión del conocimiento. El tercero fue el surgimiento del protestantismo, que socavó el poder de la Iglesia católica y, finalmente, llevó al resurgimiento del individuo como un concepto de importancia.5

La forma en que el concepto de individuo surgió como idea central es un tema de análisis en sí mismo, pero con la industrialización y la extraordinaria eficiencia que adquirió la agricultura, el hombre común obtuvo por primera vez poder financiero y, por tanto, económico. Este cambio resultó ser uno de los puntos más decisivos de la historia reciente.

Gran parte del empeño revolucionario de finales del siglo XVIII, extendido hasta principios del siglo XX, se relacionaba por completo con el hecho de la importancia de las personas. Sin ellas no habría industria. No habría economía. No habría medios para alcanzar la grandeza nacional. La forma en que la gente podía manifestar ese poder se interpretaba de varias maneras, pero finalmente llevó al surgimiento del comunismo en Oriente y a los gobiernos representativos en Occidente.

Otro factor fue la idea de una red de seguridad social. Si las personas importaban, ¿qué les ocurría cuando las perturbaciones económicas alteraban su capacidad de ganarse la vida? ¿Qué les sucedía cuando envejecían sin medios de apoyo? Los períodos de auges y depresiones se sucedían uno tras otro y la gente sufría.

Eran tan fundamentales estos asuntos que los gobiernos cambiaron no solo en sus estructuras sino también en su tamaño y metodología. ¿Cómo podría un gobierno pequeño y débil ayudar económicamente a los necesitados?

La legislación de la era de la Depresión, aprobada en los Estados Unidos bajo la forma de la Ley de Seguridad Social, fue una respuesta a estos dilemas. En Estados Unidos, el tamaño y la influencia del gobierno aumentaron considerablemente. El gobierno contaba ahora con la capacidad y el mandato para interferir directamente en la manera en que las personas vivían y trabajaban. Lo que contribuyó a este cambio fueron las transformaciones radicales en el pensamiento de la Corte Suprema de Estados Unidos. En lugar de apoyar la adhesión estricta a los derechos contractuales y de propiedad, la Corte decidió dejar en manos de los legisladores la determinación de la política económica, en lo que se ha llamado la Revolución Constitucional de 1937.6 Entre ese año y 1940, cinco jueces murieron o se retiraron. Quienes los remplazaron apoyaban el otorgamiento de amplias facultades estatales y federales para regular la economía, que era el enfoque de la administración.7

La historia de la gobernanza se relaciona principalmente con el poder y sus manifestaciones. Si miramos en retrospectiva, vemos que el poder pasó de la autoridad tribal a la de un solo gobernante respaldado por el poder militar y de este al individuo con capacidad de votar. Hoy en día hay, por supuesto, gobiernos en los que esto no es así. Existe al menos alguna forma de consejo legislativo con elementos representativos que influyen hasta cierto punto en el poder de un solo jefe de Estado.

El individuo como fuente de poder alcanzó su punto culminante en términos de influencia en algún momento de la década de 1970. Desde entonces, esta ha disminuido constantemente. Una causa fue la inflación creada por la necesidad de financiar programas sociales como la legislación de la Gran Sociedad de los años sesenta. Estos programas tuvieron la consecuencia indeseada de marginar a la clase media, reduciendo considerablemente su influencia financiera cuando los aumentos de costos superaron las alzas salariales durante los años ochenta. Esta tendencia también tuvo lugar en muchos países europeos. Cualesquiera que sean las consideraciones morales a favor o en contra, los gobiernos han crecido más que nunca para administrar tales programas.

Allí donde el poder decae en un sector o en un segmento de la economía, aumenta en otro. El poder del individuo ha disminuido mientras que el de la Corporación Global ha aumentado enormemente. A través de los avances tecnológicos, especialmente en el establecimiento y mantenimiento de Internet, las empresas se extienden ahora por encima de las fronteras territoriales y amplían su influencia en todo el mundo. Muchas de ellas son más grandes e influyentes que un país pequeño. Las personas que las controlan tienen una influencia mucho mayor de la que generalmente se reconoce.

Si queremos proyectar las tendencias de la gobernanza al futuro, es necesario examinar dónde se está erosionando el poder y dónde se está acumulando. Los gobiernos, independientemente de nuestros puntos de vista sobre ellos, son un reflejo del poder y de dónde se encuentra este. Cuando han enfrentado problemas en términos de su existencia ha sido por lo general por la incapacidad de reflejar los cambios que están sucediendo al interior y alrededor de ellos en cuanto al poder del que dependen. Los monarcas se convirtieron en una especie en peligro de extinción cuando el poder dejó de definirse en términos de control y extensión territorial. En su lugar surgió el individuo económicamente empoderado. Donde hubo resistencia a reconocer este cambio de poder, llegó la revolución.

Hoy en día, el poder del individuo, y por lo tanto de su voto, ha disminuido marcadamente debido al impacto de la tecnología sobre la naturaleza del trabajo. El trabajo se relaciona más con los servicios que con la manufactura. Cuando se necesitan bienes o servicios, las corporaciones globales pueden escoger y elegir los medios más rentables sin tener en cuenta el país o las personas que los suministran.

La Peste Negra del siglo XIV valorizó inadvertidamente al individuo como fuente de trabajo y, por tanto, de poder económico. Ese no es el caso hoy. Como en la época premedieval, en la actualidad hay trabajadores en todas partes. Además, la tecnología ha podido remplazar gran parte del trabajo que se realiza actualmente, y continuará haciéndolo, acelerando aún más el declive del individuo como detentador de poder.

El gobierno es una expresión del poder de quienes lo poseen. Hoy se trata de la Corporación Global.

Aunque se interpreta en términos de seguridad individual, los gobiernos en general son responsables de una mayor vigilancia y de la eliminación de la privacidad. Esto por sí solo es una indicación de que el individuo ya no cuenta con el poder del pasado y que cualquier poder que haya podido tener ha sido desplazado casi por completo. Al margen de que los gobiernos puedan actuar de manera paranoica, la razón más probable es la necesidad de los recursos de la Big Data y de la información que las empresas necesitan desesperadamente para navegar con éxito en la economía global con la ayuda de los regímenes existentes. El gobierno ha cambiado hacia una orientación corporativa más que hacia una individual.

Para entender por qué esto es probable, se necesita tener algún conocimiento de la Teoría de las Redes, porque lo que estamos viendo en el mundo de hoy es un nuevo paradigma: el poder de las redes. Un nodo es un punto de intersección. Nuestra computadora conectada a Internet es un nodo. En 1993 George Gilder formuló una ley atribuida a Robert Metcalfe y la llamó Ley de Metcalfe. En ella se plantea que el valor de una red es proporcional al cuadrado del número de usuarios conectados del sistema.

Un solo teléfono es inútil, pero su valor aumenta con su capacidad de llamar a otros. Cuantas más personas puedan llamarse, más valioso será un teléfono, y el valor de la red de la cual hace parte aumenta.

El mundo de hoy está conectado en redes. Las corporaciones globales reflejan este cambio y han acumulado poder para sí mismas a través de su capacidad no solo de cruzar las fronteras, sino de adquirir un gran número de conexiones nodales. Si pensamos en Microsoft, Facebook, Amazon, lo hacemos como una sola entidad, pero si consideramos el número de conexiones nodales contenidas dentro de ellas, tanto interna como externamente, podemos empezar a entender el poder que poseen, y el valor que se les asigna en función de la atención y las valoraciones de mercado que reciben hoy.8

La economía global también es una red, y el interés y la atención de los gobiernos por ella son el resultado del poder de esta red, tal como se refleja en la Ley de Metcalfe.

Dicho esto, esta ley es una construcción teórica en el sentido de que refleja el poder potencial de una red. El poder real depende del número de nodos en contacto. Creo que vale la pena señalar algunos puntos:

  1. Si la estructura de poder del mundo se refleja en el número de usuarios conectados activamente, entonces el nodo con el mayor número de contactos activos refleja ese poder.
  2. Si el gobierno y sus acciones son expresiones de la base de poder actual, entonces aquellos con las conexiones nodales más grandes son los poderes con los que el gobierno se alinea y los que respalda.
  3. Los políticos, los efectos de los medios sociales, la propaganda, las polarizaciones y la lucha por adquirir contactos nodales y conexiones activas empiezan a tener sentido cuando se aprecian desde esta perspectiva.
  4. La vigilancia se hace necesaria para influenciar a aquellos con contactos nodales tanto para la defensa como para la ofensiva.
  5. Si se destruye una red, entonces el poder de la red también se destruye junto con el poder de los individuos que la controlan.
  6. El individuo que pueda adquirir el mayor número de conexiones nodales y conectarse activamente con ellas es el más poderoso.
  7. A medida que aumenta el grado de separación entre los nodos, por ejemplo, un amigo de un amigo de un amigo, más se diluye el poder y menos se puede ejercer.
  8. Los gobiernos de hoy reflejan este nuevo paradigma en términos de estructura, función, acceso y propósito. Con el tiempo, el gobierno se conectará electrónicamente con los ciudadanos y atenderá a aquellos con las mayores conexiones nodales, en particular a las corporaciones globales, que han estado adquiriendo redes desde los años noventa. Las reducciones de impuestos corporativos son uno de varios cambios tributarios que se están planeando para el futuro.

En artículos futuros analizaremos con más detalle cuáles son las consecuencias de los puntos anteriores. La teoría de las redes se está convirtiendo en una fuerza dominante detrás de los asuntos mundiales y les brinda a aquellos que la entienden la capacidad de dar sentido a lo que podría considerarse un mundo confuso y hostil que no atiende al individuo y lo descuida.

Los gobiernos, así como otras organizaciones, no responden porque el individuo ya ha dejado de ser en este momento la clave para el poder. Por supuesto, eso podría cambiar.


 

  1. Kealey, T. (2008). Sex, Science and Profits, How People Evolved To Make Money. Londres, Reino Unido: Vintage Books.
  2. Durant, W. y Durant, A. (1939). Part II, The Life of Greece. In The Story of Civilization. Nueva York, NY: Simon & Schuster.
  3. Fuller, J. F. C. (1954). A Military History of the Western World, Vol. I. Nueva York, NY: Da Capo Press.
  4. Gibbon, E. (1845). History of the Decline and Fall of the Roman Empire. Edición para Kindle: B&R Samizdat Express.
  5. Durant, W. y Durant, A. (1939). Part IV, The Age of Faith. In The Story of Civilization. Nueva York, NY: Simon & Schuster.
  6. Ely, J. W. (S.F.). The Protection of Contractual Rights: A Tale of Two Constitutional Provisions. NYU Journal of Law and Liberty. Consultado el 31 de julio de 2017 en https://static1.squarespace.com/static/514e1ca0e4b04c6ad1834313/t/55a2a7fae4b0b8ef82d7611b/1436723194950/protection_ely.pdf.
  7. Irons, P. (2003). The History of the Supreme Court. Chantilly, VA: The Teaching Company.
  8. Penn, P. (2010). Metcalfe’s Law and Social Media: Size does matter. Consultado el 31 de julio de 2017 en http://www.christopherspenn.com/2010/12/metcalfes-law-and-social-media-size-does-matter/.

 


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  1. Silvia
    Silvia08-12-2017

    Fascinating concepts Ivan. And true, populations have grown so much that, how do you manage them? China has billions of habitants and is a country that is growing and the people, somehow, lives well.

    And I admire them as, governing billions of people takes a lot of good work

    The article made me think of el Chapo, the famous cartel leader from Mexico, that for years and years expanded his empire. He never went to school, born in a very poor location in Mexico and was really poor. He ended governing or managing networks that expanded all throughout USA, Europe and even Asia. He had an income of billions of dollars and he governed, I guess, ruthlessly and very likely though fear at times.

    And also depends on culture. You ask a Mexican about the way the country is governed and people will look at you like, «what Government?» We survive because of the big emporiums and good business men that move the economy somehow.

    Great article indeed and thank you

    • Ivan
      Ivan08-15-2017

      Interesting. In Venezuela we always hear about the anti Maduro sentiment, but to remain in power for so long and in spite of the difficulties of ordinary people, says that there is a power base behind the man that is active, supportive, and powerful. It is never mentioned or elaborated on. That same demographic is likely operating there but not out in the open.

  2. Suzanne
    Suzanne08-14-2017

    Wonderful article, Ivan. Of course, as AI begins to take over our jobs, the government will have a whole new issue on their hands. I wonder if Universal Basic Income will actually become a reality???

    • Ivan
      Ivan08-15-2017

      I think that is a plan in somebody’s mind. The unintended consequence is that the individual then is not just neutral (has no particular standing in the scheme of things) which is the case now, but will actually become a power drain and a negative. What that will mean I don’t know, but I don’t think it will be good. Secondly, with the global corporations being the power behind governments, their culture and thinking will permeate through it and downward. If you have ever worked in the corporate world you know that there is no privacy, few rights, and if you are a whistle blower… best of luck with that. Again, this is all subject to change simply because of exogenous events which have proved to be remarkably decisive in the broad current of history.

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